OJALÁ LA MUERTE

Ojalá la muerte no sea nada,
no sea nada -tal vez- desconocido.
Que desconcertante saber que va a llegar sin saber que es.
Ojalá la muerte no sea tan feliz haciendo parecer que mis esfuerzos -hayan sido pocos o muchos- terminen en el mismo fin.
Ojalá la muerte tampoco sea tan triste no quisiera yo acabar ahí y que resulte peor que la vida, para siempre.
Ojalá la muerte sea meritocratica, en la visión utópica de que la muerte es siquiera algo.
Ojalá la muerte sea como un sueño donde no eres conciente ni siquiera de la vida -de la real.
Ojalá la muerte me libere de las penas y de la pena.
Que si hoy en la noche muero, en mi sueño me levante de la cama me acerqué a la alacena. Sin preocuparme el qué dirán mis más cercanos, y me embriague con botellitas de concentrado de vainilla, siempre quise intentar eso.
Ahora estoy tal vez muy preocupado para hacerlo y tal vez el resto de mi vida lo vaya a estar y jamás me entere que se siente.
Ojalá la muerte me libere de esto,
de aquello también, de aquello que no cabe en este texto.

Musicalizado con fragmentos de “Everybody’s Gotta Live” de Love y el sonido de los pájaros de mi hogar.

Al generar este post, tomé la decisión de ser transparente, con conciencia, transparente.

Este texto vio la luz pública, aunque no tan pública, con el audio adjunto, bajo el nombre de Rodolfo Pliego Quiroz el 17 de junio de 2023, y según la aplicación de notas de mi celular, la última vez que lo edité fue un día antes.

Tan solo 2 meses despues de la muerte de Armando Prieto Marín, mi papá.

Escribo este otro texto, revisión y análisis del poema en cuestión, un año después, el 8 de agosto de 2024. Ahora, el respeto que le tengo a este trabajo es enorme. Tal vez, el dolor detrás de él o la profundización sobre la muerte con sutileza, carácter y gracia, es lo que me impone este respeto ante mi propio trabajo, un respeto que no todos mis trabajos reciben.

Ahora me parece como si en realidad nunca hubiera dudado de la naturaleza de la muerte; parece que ahora, al escuchar este texto, la respuesta yacía en esa misma naturalidad, tal vez en el deseo o en su franqueza, en anhelar: “Que si hoy en la noche muero, en mi sueño me levante de la cama, me acerque a la alacena, sin preocuparme por el qué dirán mis más cercanos, y me embriague con botellitas de concentrado de vainilla.” Al momento de escribir este post, la muerte representa eso: representa paz. Libertad.

En febrero de 2023, en el Ex Convento de Cuilapan de Guerrero, encontré cerca de la azotea un altar, así lo llamaría yo…

…constantemente lo pienso, tal vez tratando de dar sentido… diría a la muerte, pero es en realidad a la vida después de la pérdida.

Nunca sabré con certeza cuántas ideas o sucesos me llevaron a escribir “Ojalá la Muerte”, pues, siendo justos, fueron todos y todas. Sin embargo, definitivamente este suceso fue uno de los puntos que visualizo como espacios mentales, o cúmulos grandes de masa, que generaron la inercia necesaria para la creación de este poema.

De alguna manera, también siento que este poema es una mitad de un entero, ya que forma parte de uno de los dos video-poemas publicados bajo el nombre de Rodolfo Pliego Quiroz. El otro es “Perro y Vida“.

Siento el tono de este texto, o de su lectura, como el mío, como propio. Está inspirado en la lectura que le doy a “Amalgama” de Robin Myers y en el trabajo de Javier Pacheco.

Un comentario

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